Gneis

Vivía en la calle en una zona boscosa de Arbolí, junto con Kali. Nos avisaron de que llevaban meses en esa situación y que ella no se encontraba bien de salud, sin pensárnoslo decidimos acogerlas.

En la primera visita al veterinario nada más llegar, pudimos ver que tenía unas úlceras de gran tamaño y mal aspecto en las dos patas delanteras, además de heridas alrededor de los ojos y hocico, una delgadez extrema, dermatitis por todo el cuerpo y muy mala calidad de pelo, tras hacerla unas pruebas confirmamos lo que sospechábamos, era positiva a leishmania y la tenía muy descontrolada.

Después de meses de tratamiento, se ha convertido en una perra totalmente diferente, preciosa por dentro y por fuera y llena de vida. Ahora corre, salta, juega y disfruta.

Para su adopción es indispensable ganarse su confianza antes de adoptarla, para facilitar su adaptación a la nueva familia y que ella se siente cómoda.

Es complicada de tratar por el miedo que tiene, la cuesta un poco coger confianza con las personas y es muy selectiva a la hora de hacerlo. Los niños la encantan.

Cuándo confía es una perra buenísima, super tontorrona para que la des mimos y muy cariñosa. Siempre te recibe con sus aullidos y su movimiento de cola que hace que se mueva ella entera de felicidad.